Los millones de agricultores y agricultoras del modelo social y profesional de agricultura -que constituyen la gran mayoría en todos los países de la Unión Europea (UE) – juegan un papel fundamental en la producción, la calidad de los alimentos y la salud, en los ámbitos económico, social y territorial, preservación ambiental y lucha contra el cambio climático.
Madrid, 14 de junio de 2021.- La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) participa en la manifestación de hoy en Lisboa a favor de una PAC que defienda el modelo social y profesional de agricultura y un medio rural vivo. Se trata de una movilización de ámbito europeo ante el Consejo de Ministros de Agricultura convocada por la CNA de Portugal y apoyada por la Coordinadora Europea Vía Campesina (ECVC), de la cual COAG forma parte.
Los millones de agricultores y agricultoras del modelo social y profesional de agricultura –que constituyen la gran mayoría en todos los países de la Unión Europea (UE) – juegan un papel fundamental en la producción, la calidad de los alimentos y la salud, en los ámbitos económico, social y territorial, preservación ambiental y lucha contra el cambio climático. Sin embargo, este modelo está siendo severamente penalizado por la PAC y por muchas malas decisiones políticas nacionales de los sucesivos gobiernos.
La Política Agrícola Común – PAC no puede seguir ignorando a los hombres y mujeres del campo, por eso una nueva PAC tiene que reconocer su importancia y promover todos los mecanismos para su desarrollo, así como la defensa de la soberanía alimentaria de los países.
La proliferación de los grandes grupos económicos y fondos de inversión ha provocado la desaparición de millones de pequeñas y medianas explotaciones (solo entre 2013 y 2016 se perdieron 2 millones de explotaciones familiares en la UE), provocando una concentración creciente de la producción agrícola. En la actualidad, el 52% de la SAU en la UE está controlada por solo 3% de los productores y las 5 mayores industrias agroalimentarias controlan el 52% de todo el mercado. Una concentración donde los únicos ganadores son los accionistas de estas empresas.
Una vida digna para los hombres y mujeres del campo y una ayuda mejor distribuida
En el actual debate de la Reforma de la PAC para el período 2023-27 no es aceptable una PAC continuista que apuesta por un mercado ultra-liberalizado, por lo que exigimos la recuperación de los instrumentos públicos de regulación del mercado y la producción, con el fin de permitir estabilidad, precios justos y una vida digna para los hombres y mujeres del campo.
Asimismo, apoyamos la posición del Parlamento Europeo en el trilogo en relación a que las importaciones agroalimentarias hacia la Unión Europea cumplan las mismas normas que los agricultores y agricultoras europeos.
Exigimos un reparto equitativo de las ayudas, destinadas únicamente a quienes mantienen la actividad y la producción, con un límite máximo por explotación de 60.000 €, así como la aplicación obligatoria del pago redistributivo y el montante máximo permitido de ayudas asociadas.
Rechazamos la tasa plana por hectárea que beneficia a los grandes terratenientes y perjudica especialmente a los pequeños y medianos agricultores y al sector ganadero.
A pesar del discurso que pinta de verde la PAC, el cambio en las normas ambientales tiende a apoyar, como siempre, a los grandes perceptores, que incluso generan impactos negativos en el medio ambiente.
Exigimos la lucha contra la especulación bursátil con el precio de los factores de producción (como los cereales para la alimentación animal) y una posición firme en la lucha contra el oligopolio comercial de la gran distribución, que impone precios bajos a la producción, fiscalizando y regulando su actividad.
Pedimos medidas para frenar la entrada de fondos de inversión en la agricultura, ocupando producción y tierra. La PAC ignora por completo las consecuencias nocivas del fenómeno de concentración de la producción en grandes grupos económicos y, por el contrario, aún las promueve; ignora la entrada de la gran distribución a la producción primaria al monopolizar, por ejemplo, todo el sector agrícola (una gran empresa puede controlar todo el circuito de la granja al plato); o la tendencia de los agricultores a ser meros proveedores de servicios de producción para grandes unidades, lo que acaba aplastando aún más a los agricultores pequeños y medianos.