COAG no frenará las movilizaciones: valora las propuestas del Ministerio pero cree que puede llegar más lejos

tractorada

La tonelada de cereal está en los puertos 75 euros más barata de lo que nos cuesta producirla en Castilla y León. Los terceros países cultivan con condiciones ventajosas.

Las propuestas del Ministerio no han caído del cielo, son fruto de las movilizaciones históricas que desarrollamos en unidad de acción las organizaciones profesionales agrarias: cuestiones que antes eran “inamovibles” ahora resulten factibles

 

 

Valladolid, 12 de marzo de 2024.-COAG CASTILLA Y LEÓN estima que las propuestas presentadas por el Ministerio de Agricultura en el marco de las negociaciones que mantiene con las organizaciones profesionales agrarias suponen un avance en cuestiones como la flexibilización del Plan Estratégico de la PAC (PEPAC). Sin embargo, tales avances no son suficientes para paralizar el actual proceso de movilización general del sector, porque hay peticiones sustanciales a las que aún no se ha respondido.

En este sentido, consideramos positivo que se elimine la obligatoriedad de llevar el cuaderno digital de explotación, pasando a ser voluntario y estableciendo incentivos para los que decidan utilizarlo. También valoramos que se atiendan algunas peticiones del sector en temas de condicionalidad reforzada, como la rotación de cultivos, dejando que sea el año 2023 y no el 2021 el que hay que tener en cuenta para la obligatoria rotación al cuarto año. Y la cobertura mínima del suelo, permitiendo en los cultivos herbáceos de invierno tanto las labores verticales sobre rastrojos como el abonado en verde, entre la fecha de la cosecha y el primero de septiembre. E igualmente es apreciable que se permita que en los barbechos se puedan aplicar enmiendas orgánicas y purines entre los meses de abril y junio.

En relación con los eco-regímenes, en la práctica de rotación con especies mejorantes se valora positivamente la eliminación del actual porcentaje máximo de barbecho del 20 o el 40 por ciento. También, que se permita en secanos áridos reducir el porcentaje de leguminosas incrementando el de otros cultivos mejorantes. En la práctica de siembra directa, en situaciones de fácil compactación del terreno, se consentirá una labor vertical que no voltee la estructura del suelo y que respete el mantenimiento del rastrojo. Y en la práctica de espacios de biodiversidad, es positivo que se incluyan las leguminosas como cultivo de no cosechado, ya que actualmente solo se contemplaban los cereales, oleaginosas y aromáticas.

Sin embargo, para el sector primario español y europeo, lo principal en estas movilizaciones es preservar el modelo agrario de la UE. Para ello es esencial recuperar el principio de preferencia comunitaria y garantizar precios justos a los agricultores y los ganaderos por sus productos, que son la alimentación de todos. Es una lucha por la soberanía alimentaria de Europa y porque esta se sustente en un modelo de explotaciones familiares y no de agroinversores.

Este es el problema de fondo y no se soluciona con algunos cambios, aunque sean positivos, en la gestión de la PAC, porque donde nos la jugamos de verdad los profesionales es en el mercado. Los precios están hundidos por la importación de producciones de terceros países, que resultan más competitivos porque no se obtienen en las mismas condiciones que los productos europeos. El ejemplo más palmario y actual es el precio de los cereales, que se encuentra en los puertos 75 euros por tonelada más barato de lo que a nosotros nos cuesta producirlo en Castilla y León.

Poco se ha avanzado en esta cuestión, aparte de elevar el estatus legal de la Agencia de Información y Control Alimentario (AICA), o el compromiso de “defender” en foros internacionales el principio de reciprocidad en el uso de fitosanitarios. Los riesgos para el sector se agravan a consecuencia del cambio climático; sin embargo, poco o nada se hace para revisar y potenciar las cuestiones relacionadas con la gestión del agua y los regadíos, o los seguros agrarios, que pierden apoyo real en 2024 aunque se “prometa” incrementarlo en años futuros. La actividad ganadera suma a la ingente carga burocrática la aparición de nuevas enfermedades o el crecimiento exponencial de los ataques de lobos y tampoco para ella hay respuestas entre las propuestas del Ministerio… La magnitud de los problemas que aquejan al sector agrario deben acometerse desde una visión global y conjunta, por lo que en las negociaciones con el MAPA deben participar también otros departamentos con competencias fundamentales para atender todas las peticiones del sector, como son Economía y Hacienda, Transición Ecológica, Comercio o Consumo.

Del mismo modo, las CC.AA. tienen también mucho que decir en cuestiones sobre las que ellas tienen las competencias. Está muy bien que manifiesten su apoyo a los agricultores, pero de nada sirve si no van acompañadas de compromisos concretos. No vale con frotarse las manos pensando que el tsunami de la protesta se llevará por delante al adversario político.

Las propuestas del Ministerio no han caído del cielo, sino que son fruto de las movilizaciones históricas que estamos desarrollando en el marco de la unidad de acción las organizaciones profesionales agrarias y otros colectivos. Nunca antes habían salido tantos en tantos puntos de España y en tantos países de Europa a la vez. Las protestas están motivando que cuestiones que antes eran “inamovibles” ahora resulten factibles. Queda aún mucho camino por recorrer, por lo que no es momento de pararse, sino de continuar con la lucha y con la negociación.