COAG condena que la especulación mundial de los cereales esté asfixiando a los ganaderos de Castilla y León al disparar el precio de los piensos

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La organización celebra que los agricultores se beneficien de las altas cotizaciones del maíz y el trigo y denuncia que la ganadería no pueda repercutir estos costes en los productos finales de carne y leche. El efecto mariposa se produce por el mayor consumo de cereales en Asia y por el afán de los fondos de inversión de desestabilizar los mercados para pescar en río revuelto

 

Valladolid, 20 de mayo de 2021. Los agricultores siempre han sabido que una buena cosecha de cereal dependía de tres cosas: agua, sol y guerra en Sebastopol. La inclusión en el refrán del puerto marítimo comercial de esta ciudad ucraniana, desde donde partían las mercancías agrarias rusas a todo el mundo e inundaban todos los mercados, da una idea de hasta qué punto la internacionalización de los mercados cerealistas es el mejor ejemplo de que la globalización es anterior incluso a la acuñación del propio término.

Ha vuelto a suceder. China parece que está arreglando otra de sus recurrentes pandemias, ésta en forma de peste porcina, y más cerdos han comenzado a comer pienso. Además, otros países productores claves como Estados Unidos o Brasil están viendo disminuidas sus expectativas de buenas cosechas. Y además, los fondos de inversión han corrido desbocados, como siempre, en auxilio del ganador.
Conclusión: el maíz se ha disparado ante un escenario global tensionado pese a atisbarse unos stocks similares a la campaña pasada por la incertidumbre de la meteorología sobre las cosechas, la presión de la demanda de China y la especulación. Y cuando esto sucede arrastra hacia la cima a todos los demás cereales y el precio del trigo o la cebada también se ha disparado.
Consecuencia: los agricultores lo celebran, los ganaderos lo sufren.
Evitar la asfixia de los ganaderos pasa ineludiblemente por unos precios justos para la carne y la leche. Así podrá pagarse también a precios justos el cereal a los agricultores.

El precio del maíz en la lonja salmantina está hoy como nunca: 252 euros la tonelada. Ni los más viejos del lugar recuerdan una cifra similar. Y a su rebufo, suben todos los demás cereales: 226 euros el trigo y 205 euros la cebada. Los precios de estos han subido un 47 por ciento el maíz, un 30 por ciento la cebada y un 22 por ciento el trigo desde mayo de 2020.

Pero en el reverso de la moneda se ocultan los disparados precios de los piensos, en cuya elaboración se utilizan estas materias primas. Los ganaderos tienen que asumirlos casi en silencio, pues no tienen la posibilidad de repercutirlos en los precios de la carne o la leche. Y una vez más, como ya ocurre con la defensa del lobo que se come al ganado, de la promoción de la carne vegetal frente a la tradicional o, ahora, a las disparatadas exigencias de bienestar animal, suscitadas por los animalistas, todas las señales anuncian que arrecian vientos adversos contra este subsector.

La secuencia de los hechos es la siguiente: La pandemia hunde las bolsas y los inversores han de refugiarse en comodities como el acero, los cereales o el petróleo; las cosechas previas a 2020 han provisto de existencias previas los mercados, por tanto, no hay fisuras en este terreno; los inversores comienzan a ver cierta debilidad en el mercado del maíz que ha sido alterado porque China se recupera de la mencionada peste porcina hasta el punto en que se vuelven a llenar de cerdos las granjas con el propósito de recuperar los 400 millones que había antes de la peste. Además, hay previsión de bajas producciones de cereales por fenómenos meteorológicos en Brasil, Estados Unidos o Canadá. A partir de ahí, los especuladores entran a saco. Sin motivos físicos aparentes, pues los mercados reales cuentan con stocks suficientes, esto es, impulsados principalmente por la especulación, los mercados de futuros se disparan.

Dos cuadros del medio analítico Agritel, muestran este efecto. De junio de 2020 a mayo del 2021, los precios del maíz se desmelenan desde una horquilla de 150 a 180 dólares a otra entre 260 y 330. Los precios son medidos en Burdeos, Argentina, Estados Unidos y Ucrania.
Agritel muestra también un cuadro del CBOT, o sea, el Chigaco Board of Trade, el mercado de derivados más importante del mundo, donde el maíz pasó entre el último agosto y el pasado 7 de mayo de 304 a 772 dólares.
Los expertos aseguran que la principal parte de esta desmesurada subida se debe a la especulación.

El último informe del Mapa que analiza los precios de cereales y piensos señala subidas en el último año (de abril 20 a abril 21), del 30 por ciento en maíz, 16 por ciento en trigo y 24 por ciento en cebada. Y registra ascensos de precios del pienso del 18 por ciento para cerdos de capa blanca; 18 para ibéricos; 19 en cebo de terneros y 22 por ciento para gallinas ponedoras.

Porque todo este escenario campestre tiene su reflejo en el parqué bursátil. Los fondos no desaprovechan estos ríos revueltos para entrar a saco en los sectores con tendencias alcistas lo que desnaturalizará más todavía el mercado. Ojo a este comentario, emitido ya a finales del pasado año en el portal www.avicultura,com: “el alza que se viene produciendo (…) en las cotizaciones mundiales de cereales básicos para la fabricación de piensos, como el maíz o la cebada, y proteaginosas como la soja o la colza, amenaza con desencadenar una subida en cadena que ya está llegando a las granjas”.