ENTREVISTA/ José Manuel Cortés, Presidente COAG Salamanca: “COAG Salamanca está en un momento dulce. La afiliación crece como un tiro”

jm cortes

José Manuel Cortés afirma que “COAG Salamanca atraviesa un momento dulce: en relación al excelente equipo humano con el que contamos y al aumento de afiliación, que va como un tiro. En el último mes hemos hecho varias decenas de nuevos afiliados y todo ello sin que hayan salido todavía los planes de afiliación y los planes de mejora que constituyen el grueso de la captación de afiliados.”

La entrevista se realiza en Salamanca, en las oficinas de COAG; un día después de que los ganaderos de toda la provincia, en una inédita unidad de acción, todos los colectivos se han aglutinado bajo la enseña Ganaderos Unidos, hayan salido a la calle para reclamar soluciones a una “futura ruina segura”; que auguran no tardará en producirse de continuar la actual situación. La tabla reivindicativa se basa en dos puntos esenciales: que se permita el movimiento de ganado cuando el riesgo sanitario sea leve y que las indemnizaciones por sacrificio sean coherentes con los precios del mercado.

¿Qué debe hacer la Administración para que los endémicos problemas de la ganadería salmantina tengan visos de solucionarse?

Lo primero que tiene que hacer la Administración es asumir sus responsabilidades. Sabe perfectamente donde están fallando los saneamientos, pues corríjalos puntualmente y no dispare al bulto. En lugar de resolver los casos puntuales toma medidas negativas que nos afectan a todos. Eso es lo que nos enoja y nos hace salir a la calle.

¿Eso es todo?

Eso es muy importante pero no es todo. Salamanca es la primera provincia ganadera de Castilla y León y en vacuno somos la primera de España con 600.000 cabezas. Son muchos seres vivos a los que hay que mimar cada día. En relación a la PAC, vamos a ver la reducción que habrá que asumir por los pagos básicos. Y luego está la sequía que agrava cada día el coste de todo el proceso de alimentación después de las fortísimas subidas que han sufrido los insumos. Al menos este año no es como el pasado que no había comida ni bebida; de momento sí hay bebida. Las charcas están llenas de momento. La ganadería de Salamanca se apoya mucho en el autoconsumo por la producción de forrajes y otros cultivos para el ganado en sus explotaciones. Es un problema grave que va a agravar más porque no va a llover en breve.

Y la agricultura salmantina, ¿qué situación atraviesa?

En relación a la agricultura, los cultivos más amenazados tienen un enemigo común: la especulación. El peso que tienen los agricultores en la Lonja no coincide con el de los comerciantes. La balanza, la mayoría de las veces no se inclina hacia el lado de los agricultores y ganaderos. Se posiciona hacia el lado del comerciante.
También la agricultura se enfrenta a otro gran problema como son los costes de producción. Entre unas cosas y otras puede encontrase con tantas dificultades como la ganadería. Y la especulación hace que esté en una incertidumbre continua. No es de recibo que paguemos el abono días antes de empezar a sembrar, en el pico más caro de su escalada de precios. La colza, por ejemplo, hace un año llegó a valer 1.100 euros la tonelada; cuando empezamos a cosechar ya estaba a 900 y no paró de bajar hasta los 400 actuales, menos de la mitad. Y sin embrago, nosotros hemos hecho las previsiones del gasto de insumos con los precios de venta mucho más elevados. Por tanto, ahora no nos cuadra nada.
Otro cultivo, el maíz, por ejemplo, se enfrenta a otra enorme incertidumbre también por la difícil dotación de agua. Cada año se reduce la cantidad.

Y, sin embargo, con todo este rosario de problemas, siguen ustedes siendo agricultores y ganaderos en lugar de optar por otras alternativas económicas más tranquilas. ¿Qué tiene el campo que engancha tanto a los profesionales?

Somos unos románticos. A pesar de todas las dificultades somos capaces de comer de nuestro trabajo y nos gusta y seguimos en ello. En realidad, es una profesión preciosa, pero también difícil porque genera mucho sufrimiento y mucho trabajo. Compensa vivir en el pueblo, compensa la libertad que nos depara nuestro tu trabajo, hacerlo como te guste y te convenga. Esto en relación a los que ya estamos en el oficio. Los que están viniendo se están encontrando con otras dificultades.

¿Cuál es la receta de la rentabilidad? ¿Después de tantos años de profesión se puede dar con una fórmula para que las explotaciones lleguen a ser rentables a pesar de tantas condiciones adversas? ¿De dónde tienen que venir los precios dignos?

Hay que tener las ideas muy claras a cerca de lo que se quiere hacer. No hay que tener prejuicios. Hasta que no te metes de lleno en un proyecto, no conoces con certeza las ventajas y los inconvenientes, pero una vez que los conoces hay que continuar. Tengo compañeros que no siembran colza porque cayeron el primer año que la sembraron y no han querido correr más riesgos. Yo la siembro porque, pese a tener dificultades, soy capaz de ganarle dinero. Tampoco hay que tener prejuicios en cuanto a dimensión de las explotaciones. Dada la escasez de alimentos que tenemos siempre me da por pensar en la idea de los invernaderos: poca agua, poco espacio, poca inversión, aunque mucho trabajo y mucha burocracia. El tamaño no debe ser determinante a la hora de lograr la rentabilidad. Hoy hay más opciones que hace años.
Además, tenemos una herramienta que hoy no aprovechamos mucho y bien aprovechada nos puede dar mucho dinero; me refiero al sol. Adaptar la energía a la rentabilidad es una de las soluciones del campo en el futuro. Nosotros tenemos el sol y el espacio. Tierra, sol y aire. Y no podemos dejarlo en manos de empresas. Viene un fondo de inversión a comprar las tierras para poner placas; él le va a sacar la rentabilidad y luego te va a vender la energía que tú necesitas para producir.
Los precios dignos tienen que partir de costes de producción razonables. Y el problema de los costes se solucionaría con sanciones ejemplarizantes a las distribuidoras y a las industrias que especulan. No puede ser lo que ha ocurrido con el Cartel de la Leche, que meten la sanción en el precio del producto y aquí no ha pasado nada. La AICA, el Observatorio de Precios, y todas las demás medidas no servirán de nada si no están apoyadas en una pata jurídica potente y rigurosa.

Algo de todo esto está sucediendo en otro sector que también les ha impulsado a ustedes a la calle y que también atraviesa un mal momento. Nos referimos a la apicultura. ¿Con qué problemas se está enfrentando la apicultura?

Sí, la apicultura se encuentra con dificultades muy grandes; a parte de las climatológicas que también afecta a otros sectores, aquí nos encontramos con los fraudes de la miel. Los profesionales llevan muchísimos años reclamando un etiquetado claro. O sea, se estrellan con el problema del etiquetado en la comercialización y el problema de la sequía en la producción.
Tal como está organizado hoy el etiquetado es una estafa para los consumidores porque no explica con claridad la composición del producto y la Administración no se atreve a corregirlo. Si no se especifica claramente el porcentaje de la mezcla de qué sirve saber el país de procedencia. Puede haber un 1 por ciento de un sitio y un 99 de otro. Y luego están los efectos de la varroa y el incremento de los costes de transporte de las colmenas. El sector está siendo atacado por todos los flancos.

Transcurrido el proceso electoral del campo en Castilla y León, comienza una nueva etapa para COAG. ¿Considera que puede ser buen momento para diseñar el futuro de la organización?

Sí, sin duda porque a mí la mera referencia a la COAG me emociona enormemente. Ver a tantas personas trabajar desinteresadamente para que esto tire me satisface muchísimo. Y siendo yo, a pesar de todo, de los que tiene mucho trabajo en casa, saco fuerzas de flaqueza. Si esta gente cree que yo estoy capacitado para aportar y tirar de esto, tengo que hacerlo y me veo en esa obligación. Después de las elecciones, creo que comienza una etapa en la que hay tomar decisiones, difíciles sin duda, pero que hay que tomarlas. Es el momento ahora, y no a un año o dos de los próximos comicios, de acometer esas reformas complicadas, pero que obtienen resultados.

En cuanto a la afiliación, ¿el objetivo es conservar la que hay mientras se lucha para incrementarla?

Sí, hay que tener una campaña continua para incrementar la afiliación. Mantener y cuidar lo que se tiene y aumentar. En este sentido es importantísima la labor de los técnicos. Somos una entidad sin ánimo de lucro, pero como en todo colectivo que funcione, tiene que haber una rentabilidad. Creo que Salamanca está en un momento dulce en lo relativo al equipo humano con el que contamos. A pesar de todas las circunstancias con las que nos hemos enfrentado, todos estamos trabajando en una misma dirección. Dos recetas: mimar lo que tenemos y luchar por aumentarlo, por supuesto. Pero ya vamos como un tiro en afiliación este año. Hace un mes, hemos hecho varias decenas de nuevos afiliados y todavía no se han puesto en marcha ni los planes de afiliación ni los planes de mejora que constituyen el momento en el que más afiliación se incorpora.

 

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