¿Y si se acaba la leche?

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El conflicto de los precios de la leche, tanto de vaca como de ovino-caprino, no cesa. Todo lo contrario. Por un lado, tenemos al sector ganadero al borde de la desesperación, a la espera de que se firmen unos contratos con la industria láctea que cumpla con la ley de la cadena alimentaria. Por otro, nos encontramos con unas industrias lácteas ancladas en el siglo pasado, con prácticas mercantiles anacrónicas en un país moderno y democrático, que se niegan a cumplir la ley, hecho absolutamente incomprensible en un estado de derecho.

Este escenario hace que con el paso del tiempo los ganaderos sigan soportando altos costes de producción, elevados precios de las materias primas para la alimentación del ganado, de la energía, costes laborales, etcétera. Pero a su vez la industria láctea aumenta sus beneficios a costa del sacrificio, el esfuerzo y la dedicación de los ganaderos. Solamente hay que ver sus últimos balances para constatar que sus exportaciones crecen a la vez que lo hace su volumen de ventas. Además, algunas de estas empresas han recibido generosas ayudas públicas y hasta el suelo gratis para que se implantaran en Castilla y León.

Esta generosidad que las industrias lácteas han obtenido con dinero de todos no ha sido correspondida con su comportamiento con los ganaderos, a los que exprimen sin recato al no pagar un precio justo por la leche. De hecho, a los ganaderos los está llevando a la desaparición y prueba de ello es el cierre del 7% de las explotaciones que cada año sufre Castilla y León.

Esta actitud de las industrias tan ambiciosa y cortoplacista es una irresponsabilidad que tarde o temprano tendrán que pagar. Ahora tienen una materia prima de gran calidad, tienen leche fresca con un día de ordeño y próxima a sus fábricas. Como esto no lo valoren, pronto tendrán que fabricar sus quesos con leche en polvo.
La resistencia de los ganaderos demostrará su fortaleza. Sin embargo, la resistencia de la industria a cumplir la ley solo demostrará su debilidad y su miopía empresarial.