ENTREVISTA/ANA ISABEL ESTEBAN. PRESIDENTA DE SOLIDARIDAD INTERGENERACIONAL “Ser mayor es ser experto en vivir. Las personas de más edad aportan a la sociedad talento, capacidad y economía”

FOTO ANA ESTEBAN HORIZONTAL

ANA ISABEL ESTEBAN “Ser mayor es ser experto en vivir. Las personas de más edad aportan a la sociedad talento, capacidad y economía”

¿Qué breve balance puede hacerse de la labor desarrollada por Solidaridad Intergeneracional en todos estos años de existencia?

-Hace 20 años se estaba gestando esta iniciativa social, que nació en el medio rural con el único fin de contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas mayores y sus familias cuidadoras, especialmente rurales, acercando la información y el asesoramiento social para acceder en igualdad de condiciones a los recursos existentes, además del conocimiento para envejecer saludablemente, con autonomía y para cuidar con calidez y cuidarse.

Ser mayor es ser experto en vivir y cada cual tiene su mochila o historia de vida. Todas las vejeces son distintas y solo hay que mirar a los ojos para reconocerlo. Los años del DNI son solo una cifra administrativa que te puede abrir la puerta a una pensión de jubilación. Las personas de más edad aportan a la sociedad  talento, capacidades y economía y hay que ponerlo encima de la mesa y recordar que son derechos y no migajas lo que queremos.

Solidaridad Intergeneracional es una entidad de éxito. En 2008 recibió la Cruz de Oro de la Orden civil de la Solidaridad Social, otorga por el Ministerio de Educación y Política Social por dar transparencia y acceso a los servicios sociales, creando el primer portal web de servicios sociales. Tiene implantación estatal y cuenta con más de 1000 convenios de colaboración con Ayuntamientos y entidades sociales, entre las que destaca COAG. Desde esta infraestructura y en estos años con un numeroso equipo profesional de perfil socio-sanitario se ha atendido  presencialmente a 727 mil personas y digitalmente a 1.692.076. Formamos parte del Consejo Estatal de Personas Mayores para llevar la voz del medio rural y participamos en el Consejo Económico y Social aportando nuestro conocimiento e ideas para mejorar las normas e informes que allí se trabajan.

En 2013 creamos la Fundación Padrinos de la Vejez, para apoyar a las personas mayores que no tienen familiares o personas que les apoyen, especialmente en la última etapa de la vida, o cuando se pierden las capacidades para decidir sobre la propia vida.  Atendemos la discapacidad, la dependencia, las últimas voluntades, el nuevo sistema de apoyos o testamento vital, etcétera.

-¿Cuál es la situación de las personas mayores en relación a la que había cuando nació SI?

– En 2004 España ya era un país muy longevo, aunque a veces los árboles no dejan ver el bosque. Con una tasa del 16,4% de personas mayores de 65 años, que en los pueblos más pequeños se duplicaba. Así se mostraba el sufrimiento de la despoblación creciente, que da paso al cierre de servicios básicos, y la devaluación del patrimonio y a veces de la vida en el medio rural.  Ya conocíamos entonces como se dibujaba la pirámide de población, una boina en la cúspide que representaba a la perfección la situación. La esperanza media de vida crecía 3 meses cada año y estamos ya en el 20% y subiendo. Envejecer es vivir.

Si cambia la demografía cambia todo. Cambia el mercado laboral, las estructuras familiares, las relaciones intergeneracionales, la economía, y el modelo tradicional de cuidado, etcétera, por no recordar que es frecuente que vivan 4 o 5 generaciones.

A finales de 2006 se aprobó la Ley de atención a la Dependencia y fue un gran paso para prestar cuidados a las personas dependientes y sus familias, especialmente a las de menor capacidad económica, generando empleo de proximidad. Esta Ley tiene mucho que mejorar, para compararnos con los países del Norte de Europa, además del presupuesto. Quinientas mil personas tienen el derecho reconocido y no reciben el cuidado.

-¿Qué opinión le merece el hecho de que muchos estamentos de nuestra sociedad discriminen a las personas mayores por el mero hecho de serlo, o sea, que caigan en el denominado edadismo?

– Al edadismo le pasa como al azúcar, es invisible, y por eso nos hace daño. No solo está instalado en las instituciones, está instalado en nuestras cabezas, en la cultura en la que hemos crecido. Es un comportamiento inadecuado hacia otras personas o incluso a uno mismo, por razón de edad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que la mitad de la población es edadista, y este es un grave problema social, que alerta sobre la necesidad de garantizar los derechos de las personas mayores, no solo en nuestro país, sino desde Naciones Unidas, para obligar a los países a respetar los compromisos adoptados, como han hecho en la Convención Interamérica.

Si piensas que la vejez es un asco, y consideras que son personas enfermas, que no aportan, ¿Cómo vas a tratar a los 9,5 millones de personas con más de 65 años que viven en España? Eso es edadismo. Hay que ponerse gafas nuevas para ver con más empatía y aprender a mirar con ojos del Siglo XXI. No hay que renunciar a decidir sobre la propia vida.

– ¿Cómo afecta a las personas mayores la creciente digitalización de las gestiones en organismos tanto públicos como privados?

– El avance tecnológico y la digitalización de las gestiones es imparable y esto ocasiona por un lado, el cierre de tiendas por el comercio electrónico y la supresión de sucursales de entidades financieras que llevan a dificultar incluso el cobro de las pensiones en el medio rural, y por otro lado, la implantación de la administración electrónica para relacionarse con las administraciones. Pero esta tecnología y las políticas públicas que la amparan, no puede socavar el sistema de derechos y libertades de las personas que no puedan, no quieran o no sepan acceder a esta nueva y disruptiva manera de funcionar que discrimina a un 40% de la población de todas las edades.

No podemos permitir que desaparezca la presencialidad mientras la brecha digital sea un socavón. Exijamos formación, red, dispositivos y centros de atención digital accesibles en cada población, porque lo contrario provocará una nueva discriminación por digitalismo aupada por las administraciones. La comunicación tiene que ser accesible, con lenguaje claro y con derecho a comprender.

-¿Cómo influye en las personas mayores de las zonas rurales la creciente desertificación de los pueblos y los cierres continuados de estamentos que deben prestarles servicios?  ¿Cómo pueden satisfacer el ocio, acceder a la cultura, o relaciones sociales, etcétera?

-Defendimos mantener las escuelas abiertas, porque ya entonces decíamos que si las escuelas cerraban el pueblo moría. Y es la profecía autocumplida. Si no hay servicios, y fallan incluso los sanitarios ¿Quién va a querer invertir en vivir en un pueblo sin futuro?

No bajemos las manos, porque mientras vivamos en ellos, o viva nuestra gente tenemos que seguir luchando por la igualdad, por el acceso a los recursos socio-sanitarios, culturales, de ocio, etc. El medio rural ha pagado sus impuestos, ha alimentado a la sociedad, y no quiere ser desierto, sino huerto frondoso de la ciudad. Muchas personas mayores sufren estas circunstancias: viven en aislamiento o se las llevan a las ciudades, o bien terminan en residencias, muy a su pesar. Es necesario favorecer la permanencia en el hogar con los servicios domiciliarios y comunitarios necesarios hasta el final de la vida.

En cuanto al ocio, la cultura, las relaciones sociales, quedan las fiestas de verano en miles de pueblos y ni cura para compartir la Iglesia, ni bares, ni centro de salud para verse y charlar. La TV, la radio hacen un gran servicio, y el WhatsApp para algunas personas, un gran alivio. Solidaridad Intergeneracional a través del programa CuentAconMIGO trabaja para crear redes sociales intergeneracionales de contacto y apoyo mutuo; pero la Junta de Castilla y León nos da un apoyo minúsculo que impide el desarrollo en los pueblos. Otras CC.AA. se lo toman más en serio.

-¿Cuál es su opinión, como experta, sobre el nivel de prestaciones hacia las personas mayores que otorgan las diferentes administraciones? ¿Cree que es el idóneo o tiene mucho que mejorar? 

-Este tema es complejo de explicar en pocas palabras. No es el idóneo, está mejorando, aunque la descentralización no favorece la igualdad, más bien todo lo contrario. Unas prestaciones son de competencia del Estado, como las pensiones tanto las contributivas como las no contributivas, el Ingreso Minímo Vital, y el resto son competencias de las CC.AA. e incluso algunas de los Ayuntamientos.

En breve se aprobará la primera Ley de condiciones básicas de acceso a los Servicios Sociales, para  establecer unos requisitos de acceso  y un catálogo común, que ahora no existe.

– ¿Qué opinión le merecen estos conceptos pseudomodernos que se utilizan ahora para denominar a las personas mayores como seniors, silvers y demás?

-La revolución de la longevidad en la que estamos inmersos, es global. Es novedosa, y hay que darse cuenta de su dimensión y de la trasformación social que está provocando. Las personas mayores de 65 años que viven hoy, son la mitad de todas las que han vivido en la historia de la humanidad. ¿Tener 65 años es ser anciano? ¿es ser viejo? ¿la llamamos tercera o cuarta edad? ¿es persona de edad o madura? ¿Acaso son abuelos/as, jubilados, viejóvenes, viejeniales, seniors, silvers? Yo a esta etapa la llamo envejeviviendo y a las personas, expertas en vivir.

Necesitamos palabras para identificar las personas de 50, 60, 65, 70, 75 años y más. La esperanza de vida a los 65 ha pasado de 10 años, a 20 años de media, y las posibilidades de cumplir más de 85 años son muy altas. Este es un largo tramo de vida, donde también se cambia. Desde el nacimiento, hasta los 25 años, los llamamos, bebés, primera infancia, segunda infancia, pubertad, adolescencia y juventud. Tendremos que pensar cómo queremos que se nos llame en edades avanzadas.

Esta revolución está ocurriendo ahora, y somos protagonistas, actores principales para sentar las bases de lo que está por venir. Contamos en España con 14 mil centenarios, que serán 227 mil en 2050. El envejecimiento solo es conocido en humanos, mascotas y  animales domésticos. Lo demás en la naturaleza es plenitud o muerte, dice el paleontólogo Arzuaga. Si hemos llegado hasta aquí es porque cooperamos y nos cuidamos. La población de esta edad, vota, decide y su opinión va a contar.

-¿Qué planes de futuro diseña Solidaridad Intergeneracional?

-Como dice Wody Allen el futuro es el lugar donde vamos a pasar el resto de nuestra vida, por lo que hay que aprender y desaprender para adaptarse a los cambios vertiginosos que se están produciendo para sobrevivir.  El próximo año cumplimos 20 años y esta asociación de personas mayores y familiares que se ha construido con gran esfuerzo y que porta la voz del medio rural, con el apoyo imprescindible de COAG, ha logrado un espacio de servicio público para el bien común, no solo para el interés general, reconocido por las administraciones y tenemos que afianzarlo, y paso a paso continuar creciendo para seguir avanzando en la defensa de una sociedad cuidadora, inclusiva para  todas las edades. Es fundamental la Convención Internacional de los Derechos de las Personas Mayores, al igual que existe para la infancia o las personas con discapacidad, porque exigirá a los gobiernos que la ratifiquen adaptarla a su ordenamiento jurídico. Queremos respeto, dignidad y derechos garantizados. A­prender a envejecer bien, a conocer los secretos de la longevidad y saber cómo alcanzarlos, es posible, y es otra de las metas principales, porque aporta autonomía, libertad, salud y ganas de vivir. Comencemos valorando lo que tenemos y luchemos por lo que nos falta.

 

Pincha aquí para ver TODAS LAS ENTREVISTAS.