Los fondos de inversión especulativos han puesto el foco en el “oro líquido español” y acaparan ya las mejores fincas de regadío
El estudio presentado por COAG en Sevilla evidencia que este proceso pone contra las cuerdas a los olivareros profesionales, frena la incorporación de jóvenes e hipoteca el desarrollo del medio rural y la lucha contra el cambio climático.
“Si el nuevo modelo de oligopolios corporativos se impone en el sector, España camina hacia un olivar sin agricultores”, ha subrayado Juan Luis Ávila. COAG reclama al Gobierno central y autonómico una apuesta firme y decidida por el modelo social y profesional de agricultura. “Proteger a los pequeños y medianos olivareros profesionales es sinónimo de soberanía alimentaria., desarrollo rural y biodiversidad”.
Sevilla, 28 de noviembre de 2024.- “Si el nuevo modelo de oligopolios corporativos se impone en el sector, España camina hacia un olivar sin agricultores”, así de tajante se ha mostrado Juan Luis Ávila., responsable del sector olivarero de COAG, durante la presentación en Sevilla del estudio, “La uberización del olivar español: zoom en Andalucía”.
COAG ha remarcado que, a nivel general, la compraventa de fincas rústicas ha experimentado un aumento significativo, con un incremento del 20% en comparación con 2019. Este auge está siendo liderado por grandes fondos de inversión especulativos, tanto nacionales como extranjeros, que buscan cultivos atractivos como los leñosos (caso de olivar) y súper-alimentos. En la actualidad, en la Península Ibérica más de 900 fondos poseen ya tierras valoradas en más de 100 mil millones de euros.
En el caso concreto del olivar, de forma especial en Andalucía, (con gran incidencia en las provincias de Sevilla, Córdoba y Cádiz), el proceso de uberización ha sido uno de los factores que ha influido en la reducción sustancial del número de explotaciones; en los últimos 20 años se han perdido el 59% de las mismas (de 602.250 en 1999 a 247.318 en 2020), mientras que la producción de aceite de oliva ha crecido un 65%. “Los fondos de inversión especulativos han puesto el foco en el “oro líquido español” y acaparan ya las mejores fincas de regadío. Este proceso está poniendo contra las cuerdas a los olivareros profesionales, frenando la incorporación de jóvenes e hipoteca el desarrollo del medio rural y la lucha contra el cambio climático.”, ha subrayado Juan Luís Ávila. En este sentido, el responsable de olivar de COAG ha afirmado que “la brutal reconversión que ya se vislumbra amenaza con convertir a los profesionales autónomos e independientes en “asalariados” de las grandes corporaciones agroalimentarias, como ya está pasando en otras partes del mundo como Argentina o Brasil”.
Tal y como recoge el estudio, las explotaciones olivareras han tenido que optimizar sus recursos, adaptándose a las nuevas exigencias climáticas, y aquellas que cuentan con recursos hídricos han sido capaces de mejorar notablemente su productividad. La valoración de las tierras con permiso de uso del agua ha generado un interés económico, dando paso a un proceso de especulación que afecta principalmente a las pequeñas y medianas explotaciones, que carecen de recursos para competir con grandes inversores.
¿Quién invierte y quién saca rédito del olivar en España?
El grupo Atitlan fue uno de los pioneros en la inversión en el sector del olivar bajo la enseña Elaia. Desde el año 2007, esta entidad desarrolló una apuesta inversora en el sector agrario que se fue concretando en la explotación de más de 20.000 ha de cultivos en España, Portugal y Marruecos. Una parte de ellos, eran fincas de olivar que han sido vendidas en 2022 al grupo De Prado, generando un beneficio de más de 73 mill€.
El fondo de capital riesgo Beka & Bolschare Iberian Agribusiness comenzó su andadura en el sector en 2021 y está destinado a gestionar y desarrollar plantaciones agrícolas, principalmente olivar, aguacate y almendro. Cuenta con más de 1.500 ha plantaciones super-intensivas en Portugal y Castilla la Mancha, algunas de ellas con certificación ecológica, y almazara propia.
En abril de 2022, la administradora de fondos SLM Partners, que opera a nivel mundial y gestiona más de 300.000 ha, compró 300 ha para la producción de almendra, pistacho y olivar en Murcia. La operación se realizó a través del fondo Silva Europe Fund, de 250 mill€.
En 2023, Fiera Capital, fondo de inversión canadiense con más de 120.000 millones de dólares en activos bajo gestión, ha adquirido Innoliva, empresa que ya contaba con 8.000 ha de olivar en Extremadura y el Alentejo, 2.000 de ellas ecológicas.
Otras firmas de capital privado, como Miura Partners, han apostado por el sector en otros eslabones de la cadena del olivar. En 2023, alcanzaron un acuerdo de asociación con Cándido Miró, compañía líder en la producción de aceitunas de mesa y conocida comercialmente por su marca Serpis, y fundaron la enseña Olive&Co, una sociedad dedicada a consolidar el mercado de aceitunas, encurtidos y snacks saludables. Otro caso paradigmático en este ámbito es el de CVC, que en 2014 se convirtió en dueño de Deoleo, empresa propietaria de marcas como Carbonell, Koipe y Hojiblanca, y que aún continúa al frente de esta entidad, a pesar de los intentos de venta que ha realizado en los últimos años.
Pero no sólo fondos de inversión llegan al sector del olivar. Los grandes capitales también ponen el foco en el mismo y, en ocasiones, saltan a la palestra por presuntos daños ambientales en sus macro-explotaciones. En octubre de 2023 la Fiscalía se querellaba contra el extorero El Litri por extraer 2.000 millones de litros de agua de manera ilegal junto a Doñana para regar su finca de 360 ha de olivar. También en esas fechas, la Fiscalía denunciaba a una empresa de la Casa de Alba por un posible delito contra el medio ambiente relacionado con la detracción ilegal de aguas en Doñana para el riego de 200 ha de cítricos y olivar superintesivo.
“Sin políticas claras que se opongan a la mercantilización del agua y aboguen por la defensa de su carácter público y su reparto social justo, que garantice la viabilidad de las pequeñas y medianas explotaciones agrarias se está manteniendo la puerta abierta a la uberización de la agricultura”, se apunta en el estudio de COAG, a lo que ha apostillado Juan Luis Ávila. “Queremos que el valor añadido de nuestros olivares revierta en el desarrollo económico, social y medioambiental de nuestros pueblos no que sirva para revalorizar los fondos de pensiones de la policía montada del Canadá o de jubilados ricos californianos”.
En este sentido, desde esta organización se reclama al Gobierno central y autonómicos una apuesta firme y decidida por el modelo social y profesional de agricultura. “Proteger a los pequeños y medianos olivareros profesionales es sinónimo de soberanía alimentaria, desarrollo rural y biodiversidad”.
El secretario general de COAG Andalucía, Miguel López, ha asegurado durante su intervención en la presentación del informe que: “El modelo está en riesgo, necesitamos un mercado ordenado, necesitamos trabajar a unos precios creíbles. A la gente tenemos que explicarles las cosas, como son”.
(El aceite) “Es un producto que para Andalucía es estratégico, tiene que ser una cuestión de Estado, estamos hablando de más de 200.000 explotaciones, 1.600.000 hectáreas, 19 millones de jornales, es una barbaridad, mucho territorio, mucha distribución de la riqueza, mucha fijación de la población, necesitamos este sector como un sector estratégico y hay que defenderlo a muerte. Y esto no se lo pueden quedar los fondos de inversión”.
“Yo no quiero empresas que vengan con 8 o 10.000 hectáreas que vengan para llevarse el valor añadido, los beneficios de Andalucía, en definitiva, sin generar empleo y para ganar mucho dinero. Esto se tiene que acabar. Y tal vez por este sector haya que empezar porque no faltan olivos en las ocho provincias por tanto es importante unir a Andalucía entorno a esto”.
Por su parte, Consolación Vera, vice consejera de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural de la Junta de Andalucía, ha aportado datos como que: “Somos la comunidad autónoma con menos problemas de despoblación en nuestras zonas rurales” precisamente por el olivar. De hecho, “solo hay 26 pueblos en Andalucía que no tienen olivar o donde el olivar es residual. En más de 300 es su principal actividad económica”.
Y ha señalado que desde la Consejería de Agricultura se está ultimando el diseño de la primera estrategia para el olivar en Andalucía, porque “tenemos que anticiparnos a los problemas”, “si somos los primeros produciendo aceite nos tiene que preocupar seguir siéndolo y seguir siendo un cultivo que fije la población al territorio, y seguir manteniendo esa posición y ese peso”.
Puedes descargar el estudio completo aquí