Un grupo de ganaderos sorianos, con casi 225 reses devoradas por el lobo, pide a la Junta que pague las indemnizaciones y se implique en el problema

Lobo

COAG denuncia que algunos ganaderos han tenido que dormir en las granjas, durante meses, para defender a los rebaños del depredador

Los ganaderos y ganaderas de extensivo contribuyen más que nadie al mantenimiento del medio rural y a la prevención de incendios. COAG denuncia la hipocresía entre declaraciones y hechos

La Administración Regional tiene proceder a los pagos y dejar de poner como excusa el contencioso que mantiene con el Ministerio tras el rechazo al cambio normativo

COAG SORIA reunió anoche a los profesionales afectados quienes temen que los ataques y la inoperancia de las administraciones extingan la ganadería extensiva

 

Soria, 3 de noviembre de 2022.- Ganaderos y ganaderas de ganadería extensiva de ovino y vacuno de la zona de Tierras Altas se reunieron anoche en la localidad de Los Campos convocados por COAG. La reunión tenía por objeto analizar la situación que se viene produciendo por los continuos ataques de lobo en las explotaciones de la zona.

En los dos últimos años, entre los 15 ganaderos asistentes, acumulan 16 ataques y 216 reses muertas. Pero los daños económicos no son solo el valor de mercado del animal siniestrado, sino que hay que sumar el coste y el trabajo de la mejora genética, el lucro cesante o la pérdida de animales jóvenes de reposición. Además, a estos daños hay que sumar el importante número de abortos que, en muchos casos, se producen como consecuencia de los ataques.

En la reunión mantenida ayer se consideró necesario realizar una denuncia pública de la situación, así como exigir a la administración regional una clara implicación en el proceso de informe e indemnización de daños. A día de hoy, no se ha realizado ningún pago.

Los ataques de lobo se han acentuado en los dos últimos años, una situación insoportable para realizar la actividad ganadera con normalidad. Esta situación afecta además de a la calidad de vida, a la salud de ganaderos y ganaderas por el cambio de hábitos, y el estrés y ansiedad por los ataques o la posibilidad de que se produzcan. En algunos casos, para prevenir ataques se ha estado durmiendo en el monte con el rebaño durante varios meses de verano.

El problema que representa el lobo para la existencia de la ganadería extensiva se va a acentuar con el nuevo estatus de especie protegida que la normativa da a este carnívoro. Un cambio que no se ajusta a la realidad de las poblaciones de lobo y que va a significar el crecimiento exponencial de su presencia en muy poco tiempo. En los últimos años hemos asistido a una falta de control de las poblaciones; ahora, la normativa lo hace imposible, pues a pesar de contemplar alguna excepción, los condicionantes previos servirán de justificación para que se impida la extracción de ejemplares.

Si alguien está en peligro de extinción son los ganaderos y ganaderas. Si algo está en peligro de extinción es la ganadería extensiva, un bien al que las administraciones deberían proteger y mimar.

Son las ganaderas y ganaderos de extensivo quienes más contribuyen al mantenimiento del medio rural, es su actividad la que más contribuye a prevenir incendios o hacer que estos sean menos virulentos. Una vez más tenemos que denunciar la hipocresía entre declaraciones y hechos. Este verano, con la ola de incendios, ha quedado sobradamente manifiesto.

Las administraciones con sus normas maltratan a la ganadería extensiva, y como acurre con la nueva normativa del Ministerio de Transición Ecológica, se le sacrifica con fines electoralistas en favor de una visión fanática del lobo que ni sufre ni paga las consecuencias de sus daños, mostrando un desprecio absoluto por los ganaderos.

En cuanto a la Administración Regional, es necesario exigir que proceda a los pagos y deje de poner como excusa el contencioso que mantiene con el Ministerio tras el rechazo al cambio normativo.