
“La sociedad urbana está desconectada de la agricultura y de la ganadería”
TEXTO: JOSÉ CARLOS BLANCO. FOTOS: OSCAR CASO
Oscar Caso, veterinario y ganadero, se sentó una tarde a escribir un artículo acerca de la retahíla de afrentas que recibe la ganadería desde sectores que deifican al animal hasta malquererlo, por lo excesivo y lo desmesurado. Tenía mucho que decir al parecer, porque el artículo creció y creció hasta convertirse en un libro que tituló “La desconexión rural”. Resultó que el libro tampoco agotó todo lo que bullía en su cabeza de persona conviviente con los animales, y por ende, amante y experto en ellos. Y nació otro libro, un “dospuntocero” del primero, al que llamó “La desconexión urbana’. Todos los enemigos de la ganadería tradicional restan vida y honor a los ganaderos, pero Oscar se centra también en la clase política. Dice que la clase política afirma defender al ganadero, pero’ con sus normativas consiguen lo contrario, que sólo resulte económicamente viable un sector ganadero intensivo en manos de grandes corporaciones”.
Pregunta: ¿Quién se extinguirá antes el lobo o el ganadero?
Respuesta: Pues con los datos de los censos de lobos y de explotaciones ganaderas de estos últimos años todo apunta a que los ganaderos, pero yo espero que ninguno de los dos. Ambos pueden coexistir. Hay que encontrar un equilibrio y la responsabilidad para que esto ocurra recae en las administraciones públicas.
P: Usted subtitula su libro “una defesa necesaria de la ganadería”. Los ganaderos sabemos quién nos ataca, pero quizás no sabemos cómo defendernos. ¿Tiene una receta?
R: La defensa está en la educación de la sociedad, especialmente la urbana, la que está desconectada de las profesiones rurales, de la agricultura y la ganadería. La sociedad debe saber que el ganadero es el principal interesado en el bienestar de sus animales, que su actividad profesional es la que les da de comer y que los productos que se obtienen de esta actividad son sanos y sostenibles.
P: ¿Por qué la sociedad, sobre todo urbana, ha elegido al ganadero como pimpampum de todos sus males?
R: No creo que esto sea así, no creo que sea la sociedad urbana en sí misma la que ataca al ganadero, el ataque viene desde otros estamentos por intereses políticos y económicos, que realmente viene a ser lo mismo.
P:¿Qué culpa tiene de todo esto el hecho de que el número de ganaderos caiga irremisiblemente cada año y el relevo generacional no cuaje?
R: La sociedad humana es ya eminentemente urbana, el medio rural se está despoblando y no concibo a prácticamente ningún joven urbano de hoy en día trabajando los 365 días del año, a la intemperie haga frío o calor, y además recibiendo por su trabajo un sueldo que, desde luego, millonario no le va a hacer.
«La defensa está en la educación de la sociedad, especialmente la urbana, la que está desconectada de las profesiones rurales, de la agricultura y la ganadería. La sociedad debe saber que el ganadero es el principal interesado en el bienestar de sus animales, que su actividad profesional es la que les da de comer y que los productos que se obtienen de esta actividad son sanos y sostenibles»
P: COAG denunció en su día la existencia de libros de texto denostando la ganadería tradicional. Usted habla de un profesor de filosofía de su hija que exhibió en clase un vídeo sobre maltrato animal y los alumnos salieron despavoridos gritando “no volveremos a comer carne”. ¿La guerra contra el ganadero empieza ya en la educación? ¿Por qué las autoridades educativas no moderan estas iniciativas?
R: Por esto he dicho que la defensa del sector ganadero debe estar en la educación de los más jóvenes, desde niños. No sirve de nada que se hagan campañas en favor de la ganadería o de los productos de origen animal si a las personas, desde bien niños, se les enseña que los lobos son dóciles, buenos y vegetarianos o que la carne, la leche y los huevos son alimentos procedentes de maltrato animal, no son sanos y además son los principales responsables del cambio climático.
Lo verdaderamente complicado de este asunto es conseguir que las autoridades educativas, las que deciden qué deben aprender los niños, sean realistas y trasmitan la verdad. Nunca debería ocurrir que un determinado profesor, con una ideología radical, la que sea, mienta o falsee la realidad en su propio interés. Y lo mismo debería aplicarse a los libros de texto.
P: El mono prehistórico devino en humano gracias a la proteína de la carne, que terminó de desarrollar el cerebro. En la actualidad, los más reputados gastrónomos coinciden en que las cuatro joyas universales de la gastronomía son el caviar, el foie, el jamón ibérico y la trufa negra. Todos, de origen animal porque, incluso la trufa necesita al animal para su recolección. Podemos poner mil ejemplos ¿Cómo se puede seguir denigrando la carne como alimento?
R: El ser humano, como tal, lleva millones de años consumiendo carne, mucho antes de que existieran la agricultura y la ganadería, y lo hacía a través de la caza y la pesca, también denostadas hoy día desde ciertos sectores. La carne es la mejor fuente de proteínas que existe para el ser humano (junto al huevo) y pretender eliminar la carne de la dieta humana es realmente ir en contra de la propia biología humana. La proteína animal debería estar siempre en la base de la pirámide alimenticia del ser humano. En situaciones de carencia alimentaria, nuestra genética, nuestra biología, nos incita a buscar proteína, a alimentarnos de carne o pescado, a cazar o a pescar, no a comer hojas de los árboles.
«No concibo a prácticamente ningún joven urbano de hoy en día trabajando los 365 días del año, a la intemperie haga frío o calor, y además recibiendo por su trabajo un sueldo que, desde luego, millonario no le va a hacer»
P: ¿Cree que detrás de toda esta avalancha de improperios anti ganaderos está la mano de la industria de la “carne” vegetal o “carne” de laboratorio?
R: Yo no sé quién está detrás de los ataques al sector cárnico. Como ya he dicho, creo que estos ataques son consecuencia de altos intereses políticos y económicos. Particularmente, a la carne vegetal, tal y como está entendida hoy en día, no le veo mucho futuro, pero sí creo que, a los alimentos artificiales, sean los que sean, los veo como un potente enemigo del sector agrícola y ganadero, un enemigo que, si se desarrolla con éxito, puede acabar, no sólo con la ganadería, sino con el medio rural, porque esta industria dudo mucho que se implante en los pueblos y es seguro que estará en manos de las personas más poderosas de este planeta.
P: La sociedad urbana está cada vez más inmersa en la denominada antropomorfización, o sea, la atribución al animal de condiciones humanas y de sentimientos. El censo de animales domésticos informa de que en Madrid hay ya medio millón de perros y 214.000 gatos, (casi un 90 por cien más que hace 10 años) y no constan pájaros, conejos y otras mascotas. Los psicólogos recomiendan mascotas porque mejoran la salud mental. ¿Está la sociedad cada día más enferma?
R: La sociedad urbana está desconectada de la realidad del medio rural, de la naturaleza y del mundo animal, de todo aquello que ocurre más allá de los límites de sus ciudades. Los jóvenes crecen y son educados en ellas otorgando a los animales cualidades y sentimientos exclusivamente humanos y ahora, además, se les otorgan incluso derechos. Esto ocurre desde niños con los dibujos animados y la falta de contacto con la realidad hace que estos sentimientos perduren durante el resto de su vida. Este es el germen de la gran mayoría de los problemas que tiene el sector ganadero, el mal llamado animalismo, y es el motivo principal por el que escribí este libro: La desconexión.
P:El animalismo, el veganismo, el ecologismo que culpa al ganadero del cambio climático, los medios de comunicación, que según dice usted, afrontan todo este debate con una preocupante superficialidad son cuestiones reales y, de momento, inmutables. ¿Cree que toca al ganadero hacer un esfuerzo para amoldarse al curso de los tiempos?
Creo que los ganaderos son ya, con mucho, los que más esfuerzo están haciendo por adaptarse a los nuevos tiempos. Son los que están cumpliendo, a la fuerza, con todas las normativas a las que están siendo sometidos, normativas de bienestar animal, ambientales, sanitarias, de bioseguridad, etc. Es asfixiante y descorazonador y es otro de los motivos, sino el principal, por el que el sector ganadero está desapareciendo. Ojalá el resto de la sociedad humana hiciera el mismo esfuerzo que los ganaderos por cumplir sus obligaciones en cualquiera de estos campos, todo esto también va con ellos.
«los alimentos artificiales, sean los que sean, los veo como un potente enemigo del sector agrícola y ganadero, un enemigo que, si se desarrolla con éxito, puede acabar, no sólo con la ganadería, sino con el medio rural, porque esta industria dudo mucho que se implante en los pueblos y es seguro que estará en manos de las personas más poderosas de este planeta»
P:Un hecho innegable es que la ganadería extensiva es medioambientalista, apaga incendios, fija población en el medio rural, crea productos de una magnitud cualitativa indiscutible, ¿cómo vendemos esto a esta sociedad tan agresiva con los métodos tradicionales?
R: Luchando contra la desconexión, con comunicación y, sobre todo, con educación.
P:Por último, según un experto como usted, ¿cómo será el futuro inmediato de la ganadería y del ganadero tradicionales?
R: Por mucho que desde la clase política se intente vender que se deben consumir productos procedentes de la ganadería familiar y local, lo cierto es que ellos mismos, con sus normativas en todos los aspectos, lo único que están consiguiendo es precisamente lo contrario, que sólo resulte económica y humanamente (muy importante porque se olvida) viable un sector ganadero intensivo en manos de grandes corporaciones. En el momento que tienes 31 gallinas cae sobre tu cabeza semejante cantidad de exigencia normativa y de otra índole que la única manera de obtener rentabilidad económica sea que pases directamente de 30 a 5.000 gallinas. Esto lo explica todo.