La Alianza UPA-COAG movilizará a los ganaderos en toda Castilla y León si la Junta persiste en su olímpico desprecio al problema del lobo

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COAG y UPA elaboran un calendario de actos de protesta en las próximas semanas para reivindicar la simplificación del procedimiento de extracción de ejemplares, el control de las poblaciones de lobo e indemnizaciones que compensen los daños íntegramente y con agilidad

La organización considera que la Junta tiene capacidad normativa para establecer indemnizaciones tanto al norte como al sur del Duero; que no debe escudarse en el vacío legislativo originado por la inclusión del lobo en el LESPRE, y que, desde luego, tiene competencias para abonar dichas ayudas con rapidez, cosa que no está haciendo, dejando al ganadero en una indefensión irresponsable

La ganadería extensiva, que el lobo y la desidia de la Administración están aniquilando, es el más eficaz apagafuegos que existe

Los lobos ya entran incluso en fincas que cuentan con todas las medidas preventivas recomendadas: doble vallado de dos metros de alto coronado con alambre de espino, perros mastines y proximidad del núcleo de población

 

Valladolid, 7 de noviembre de 2022.- La Alianza UPA-COAG convocará a los ganaderos a manifestarse por las calles en todas las provincias para manifestar su rotundo rechazo a la gestión que la Consejería de Medio Ambiente está realizando con relación al lobo y exigir medidas urgentes para el mantenimiento de la actividad ganadera extensiva. A este respecto, COAG y UPA trabajan en la elaboración de un calendario de actos de protesta en las próximas semanas, con las que pretende conseguir la simplificación del procedimiento de extracción de ejemplares especialmente conflictivos, el control de las poblaciones de lobo y unas indemnizaciones que compensen íntegramente todos los daños ocasionados, de manera ágil y justa.

Como venimos denunciando reiteradamente, los ataques al ganado no cesan y día sí y día también se ceban con nuestras explotaciones generando cuantiosísimas pérdidas, mientras Ministerio y Consejería de Medio Ambiente se desentienden del problema, enzarzados en su particular guerra política de desgaste. Castilla y León registra un ataque de lobo al ganado cada tres horas.

La Alianza considera que la Junta tiene capacidad normativa para establecer indemnizaciones tanto al norte como al sur del Duero. Por ello, no debe escudarse en el vacío legislativo originado por la inclusión del lobo en el LESPRE. Y desde luego, tiene competencias para abonar dichas ayudas con rapidez cosa que no está haciendo, dejando al ganadero en una indefensión irresponsable.

La semana pasada, nuestra organización en Ávila denunciaba nuevos ataques de lobos en terrenos del Puerto de Navalmoral de la Sierra. Unos días después, ganaderos de la comarca soriana de Tierras Altas se reunían con nuestra organización para denunciar lo insostenible de su situación por los continuos ataques que están sufriendo. Más recientemente, conocimos el caso de un ganadero de Codesal, en Zamora, que ha sufrido el tercer ataque desde los incendios del verano pasado. Se da la circunstancia de que en este caso la matanza de ganado se produjo en el interior de una parcela que cuenta con todas las medidas preventivas recomendadas: doble vallado de dos metros de alto coronado con alambre de espino, perros matines, cerca del núcleo de población. Medidas todas ellas que, según determinados colectivos, son suficientes para evitar los ataques… sobre el papel, ya que, sobre el terreno, todas estas medidas no han impedido que el depredador encontrara la forma de matarle una ternera, que se suma a otras más que ha perdido en las dos incursiones anteriores. Y hay más ejemplos de ello, que vienen a demostrar que solo las medidas preventivas no son suficientes, y que es imprescindible hacer una labor de control de las poblaciones de lobos.

Hoy, la situación resulta insoportable. Cuando un ganadero ha sufrido varios ataques en el rebaño, los animales muertos, los heridos que siempre mueren a pesar de los cuidados, los abortos, el trabajo para recuperar el estado anterior de la explotación, suponen un cúmulo de circunstancias que causa ansiedad, estrés, problemas de salud y un pensamiento constante en el abandono de la actividad. Abandono que en algunos casos ya se está produciendo.

Es por todo ello que desde la Alianza UPA-COAG decimos ¡basta ya! No vamos a seguir soportando durante más tiempo esta total falta de respuesta a un problema que se agranda a la vez que crecen las manadas de lobos por la sobreprotección jurídica de la que gozan desde que el MITECO, despreciando la opinión de los ganaderos y de las consejerías de las comunidades autónomas que albergan el 90 por ciento de los lobos de este país, los incluyera en el LESPRE.

Y La Consejería de Medio Ambiente tampoco puede escudarse en este hecho para desentenderse de sus propias responsabilidades y dejar “en terreno de nadie” a los ganaderos. La Junta de Castilla y León tiene legitimidad para reclamar al Ministerio el dinero consignado para prevenir y compensar los daños que ocasione el lobo, pero también tiene competencias para actuar y desarrollar legislación propia. También tiene recursos; y si no son suficientes, tiene la obligación de buscarlos para ponerlos al servicio de un objetivo que es de toda la sociedad, como es conservar la biodiversidad, pero que por ahora sólo estamos pagando los ganaderos.

Para la Alianza UPA-COAG resulta inadmisible que las actuaciones, o la inacción, de las administraciones en materia de lobo lleven al abandono de la ganadería extensiva. Los beneficios de la ganadería extensiva son evidentes: es la actividad agraria que mantiene más población en el medio rural, el pastoreo contribuye a mantener la biodiversidad, y el aprovechamiento a diente en las zonas de monte y su periferia resulta esencial para prevenir y/o mitigar el efecto en caso de incendio. El pasado verano, con motivo de la oleada de incendios, asistimos a multitud de declaraciones que ponían de manifiesto la importancia de la ganadería extensiva para eliminar pasto y maleza. En boca de responsables de las administraciones suenan a hipocresía ante la realidad que vive el sector ganadero de extensivo.