El cambio climático disminuirá de forma drástica los rendimientos de girasol (-23%) y trigo (-10%) en Castilla y León

Cambio Climático

Así se desprende del primer gran estudio divulgativo en torno a la evolución del clima y su impacto en viñedos, olivares, cereales y dehesas, presentado hoy por COAG en Valladolid.

Bajo el título “Empieza la cuenta atrás. Impactos del cambio climático en la agricultura”, la investigación advierte de que el cambio climático ya pasa factura al campo español: cada año se pierde el 6% del valor de la producción, más de 550 millones de euros.

Versión web con mapas interactivos    https://www.cambio-climatico.coag.com.es/

Valladolid, 31 de mayo de 2022. El cambio climático disminuirá de forma significativa los rendimientos en dos de los principales cultivos en Castilla y León: girasol (-23%) y trigo (-9,9%). Así se desprende del primer gran estudio divulgativo en torno a la evolución del clima y su impacto en nuestros viñedos, olivares, cereales y dehesas, presentado hoy por COAG en Valladolid. Bajo el título “Empieza la cuenta atrás. Impactos del cambio climático en la agricultura”, la investigación advierte de que el cambio climático ya pasa factura al campo español: cada año se pierde el 6% del valor de la producción, más de 550 millones de euros.

En Castilla y León, donde la superficie destinada al cultivo de cereales es de aproximadamente 2 millones de hectáreas, se predice que las temperaturas podrían aumentar entre 1,6 y 2ºC en los próximos 25 años. A nivel global, se espera que el rendimiento del cultivo de cereales en el mundo disminuya en un 5% por cada grado de aumento de temperatura. En España, el aumento de la sequía sería la principal causa de la pérdida de rendimiento, que podría ser agravada por el incremento de los daños por pedrisco o plagas. Además, los recursos hídricos disminuirán un 11% una vez se alcancen los 2°C de calentamiento y una mayor incidencia de plagas y enfermedades podría llegar a aumentar en un 60% las pérdidas actuales en el caso del trigo y un 15% en maíz en todo el territorio nacional, debido a que el calentamiento favorece el crecimiento de la población y la tasa metabólica de los insectos.

Asimismo, es importante señalar todos estos impactos podrían provocar desequilibrios entre oferta y demanda en el mercado mundial de cereales. Así, una caída de los rendimientos unida a la mayor demanda fruto del crecimiento de la población y de cambios en la dieta (FAO 2018), podría crear una escasez que incrementaría los precios y la volatilidad del mercado de cereales, muy sensibles a comportamientos especulativos. Por ejemplo, tal y como recoge el estudio de COAG, el cambio climático podría incrementar el precio de los cereales para 2050, entre un 3% en el caso del maíz y hasta un 30% en el caso del arroz. Estas significativas y abruptas alzas en los precios podrían aumentar la inseguridad alimentaria y un aumento de la inestabilidad política, social y económica, como ya se vio en 2008 y 2011, cuando incluso hubo disturbios relacionados con los alimentos en diversos países.


Por su parte, la superficie de viñedo de alta calidad en nuestro país podría reducirse en un 20%; y en el caso del olivar, únicamente la variedad picual podría mantener los rendimientos en secano en las zonas interiores de cultivo. Las dehesas de encina podrían llegar a desaparecer en grandes zonas de la mitad sur peninsular.

“Aunque algunos de estos efectos ya sean visibles, entender las consecuencias de los riesgos climáticos es la base para desarrollar estrategias de prevención del cambio climático y protección del mundo agrícola, a base de financiación y políticas regionales, nacionales y comunitarias. Tomar acción hoy de forma urgente con el objetivo de mantener el calentamiento por debajo de los 1.5ºC, es más eficiente y menos costoso. La prevención del cambio climático, por tanto, no sólo nos ayudará a proteger nuestra agricultura y economía, sino que también hará que un eterno verano no seque nuestra gastronomía, tradiciones, cultura e identidad” ha apuntado Miguel Padilla, Secretario General de COAG a nivel nacional.

En ese sentido, el autor del estudio, Pablo Resco, responsable de Riesgos Agrarios de COAG, ha subrayado que “aunque existen medidas de adaptación que podrían amortiguar parte del impacto, éstas tienen una capacidad limitada que podría verse sobrepasada si no hay una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel global y en todos los sectores”. Además, ha adelantado que los seguros agrarios, una de las piezas claves de la política agraria en España, podrían tener dificultades para ofrecer una cobertura asequible por el incremento del riesgo, “aspecto que se ha evidenciado en las dos últimas campañas ante la magnitud de los fenómenos climáticos adversos y extremos que han afectado a nuestra agricultura”.

En el acto de presentación del estudio ha participado también Pedro Medina, viceconsejero de Política Agraria Comunitaria y Desarrollo Rural de la Junta de Castilla y León y el Coordinador Regional de COAG Castilla y León, Lorenzo Rivera.