COAG lamenta que el nuevo Censo Agrario confirme la alarmante pérdida de peso de la agricultura social y familiar

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COAG observa como la “uberización de la agricultura” que siempre ha denunciado, cabalga a pasos agigantados y pone la agricultura y la ganadería en manos de la industria y no de los profesionales que buscan una economía social y familiar y que fijan población en el medio rural

El Censo confirma también un incremento del 22 por ciento en el número de mujeres jefas de explotaciones agrarias

El número de cabezas de ganado sube un 6,5 por ciento respecto al anterior censo (2009), pero el número de explotaciones ganaderas cae estrepitosamente: 19 por ciento en bovino, 50 por ciento en porcino, 11 por ciento en ovino…, lo que demuestra la concentración de las granjas en industrias, inversionistas o especuladores

Lorenzo Rivera, coordinador de COAG sostiene que “la uberización es la colonización del campo por grandes fondos que invierten donde ven posibilidad de negocio. Poco a poco están desplazando a los verdaderos agricultores y ganaderos. Estos colonizadores cuentan con mucha voracidad económica y nulo sentido de los valores añadidos que debe producir el campo como es la calidad alimentaria, la seguridad alimentaria, la preservación del medio ambiente o la contribución al desarrollo rural”

Valladolid, 4 de mayo de 2022. COAG lamenta constatar que el temido fantasma de la desaparición de la agricultura social y familiar haya aparecido con más fuerza que nunca en el Censo Agrario que acaba de publicar el Instituto Nacional de Estadística a las 11 horas de esta mañana. En el documento, que recoge el comportamiento de los agricultores y ganaderos, de sus explotaciones y de sus economías en los últimos 10 años, 2009-2020, se ofrecen dos datos demoledores. Uno, en el sector ganadero: mientras que el número de cabezas de ganado crece un 6,5 por ciento en este período, el número de granjas se reduce estrepitosamente. Cae un 50 por ciento en porcino, un 19 por ciento en bovino, un 80 por ciento en aves de corral y un 11 por ciento en ovino, por citar las ganaderías más señeras.

El otro dato se refiere a la agricultura y constata que mientras cae el número de explotaciones en un 7,6 por ciento (hasta las 914.871), sube la superficie agrícola total hasta los 23,9 millones de hectáreas utilizadas para cultivar en toda España. Y más aún: la superficie por explotación sube un 7,4 por ciento. Y más todavía: mientras baja la mano de obra del titular o de su familia en un 23 por ciento, sube la contratada o subcontratada en un 16 por ciento.

Para COAG, todo esto confirma que la concentración de la agricultura y ganadería cada vez en menos manos es una realidad. Y que dicha concentración se debe al acceso al campo, cada vez con más profusión, de inversionistas y especuladores con voracidad económica y nulo sentido de los valores añadidos que debe producir el campo, como es la calidad alimentaria, la seguridad alimentaria, la preservación del medio ambiente o la contribución al desarrollo rural.

COAG lleva años denunciando este fenómeno que denomina la “uberización del campo”. Lorenzo Rivera, coordinador regional de COAG, sostiene que “el concepto de “uberización” se puede explicar como la colonización del campo por grandes fondos de inversión que invierten, básicamente, donde ven posibilidad de negocio. Primero lo hicieron con las energías y ahora también se está haciendo con el campo. Está pasando con la patata, la uva de mesa, industrias cárnicas… A corto plazo hay una rentabilidad asegurada que ahora mismo no se la dan los bancos. Estas empresas tienen los contratos hechos con la distribución y el agricultor solo tiene que poner el trabajo y la tierra. Lo demás lo ponen ellos, pero esta vez el agricultor pasa a ser un mero trabajador. Poco a poco están desplazando a los verdaderos agricultores y ganaderos. Que desaparezcamos los agricultores y los ganaderos puede ser un problema terrible.”

Entre otras cuestiones, el Censo confirma también un incremento del 22 por ciento en el número de mujeres jefas de explotación. En Castilla y León hay 84.865 explotaciones y la nuestra es la región con la mayor dimensión por explotación, con una media de 63 hectáreas.