Las fábricas de hacer pobres

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Constatamos con demasiada frecuencia el refrán que sostiene que quien hizo la ley hizo la trampa. Ocurre con una normalidad abrumadora en la Ley de la Cadena Alimentaria. Avanzamos en los contratos para que los precios estén por encima de los costes de producción y automáticamente las empresas nos obligan a firmar un anexo, para que el ganadero confirme que esa premisa se cumple. Pero no se cumple. Y he aquí la impotencia del ganadero: si no firma esta cláusula las empresas lácteas no le recogen la leche. El Gobierno se desentiende de este conflicto de intereses y lo deja en manos de la Comisión Nacional de la Competencia (CNC). Después, ésta se inhibe y como consecuencia, y por ello, se convierte en una fábrica de hacer pobres.

La CNC debería garantizar la igualdad de oportunidades a la hora de fijar unos precios que cumplan con las decisiones que marca ella misma y no dejar a los agricultores y ganaderos a merced del mercado, presionados por la posición de dominio de las industrias dada su capacidad económica. Más, tratándose de agricultores y ganaderos que producen alimentos de pronta caducidad.

Y es ahí, en este momento cuando la CNC se convierte en una fábrica de hacer pobres, lejos de establecer unas normas que garanticen la igualdad entre ganaderos e industria para hacer un reparto justo en la cadena de valor.

Además, aunque los ganaderos cambiemos de sector y por lo tanto de actividad, no cambiará el “modus operandi” de la Administración. Fijémonos en el caso del lobo y ahí comprobaremos una vez más que hoy, ser ganadero es una profesión dura, sacrificada y ruinosa. En este caso es la Administración a través del Ministerio de Transición Ecológica, quien gestiona la fábrica de hacer pobres con un sistema perfectamente orquestado. Una ministra o gerente de la fábrica que marca las pautas a través del Boletín Oficial del Estado, en esta ocasión, para incluir al lobo en el Listado de Especies en Régimen de Protección Especial (LESPRE) o lo que es lo mismo, otorgar una protección especial a quien está en lo más alto de la cadena trófica.

Esta fábrica de hacer pobres, perfectamente organizada tiene un director general: el secretario de Estado, Hugo Morán o lobo satélite encargado de ejecutar los daños en el campo, que junto a la gran manada liderada por la loba alfa o jefa del Ministerio de Transición Ecológica, terminará con una actividad centenaria como es la ganadería en el medio rural.

El objetivo es convertir el medio rural en un gran parque temático para uso y disfrute de una nueva raza de medioambientalistas de ciudad, para eso trabaja la “fabrica”, pero se equivocan porque si desaparecen los ganaderos, desaparece el medio rural, desaparece la cultura rural, desaparece la limpieza de los montes.

Solo nos queda esperar que la fábrica de hacer pobres entre en un ERTE que la haga desaparecer y con ella la loba alfa, el lobo satélite y nos dejen a los ganaderos centenarios seguir gestionando el territorio del medio rural, relegando a los medioambientalistas urbanos al desarrollo de su actividad en el medio urbano. Que no contaminen las ciudades y dejen de dar lecciones en nuestros pueblos.

Por Aurelio Pérez Sánchez, Coordinador de COAG CASTILLA Y LEÓN