Hace un año por estas fechas, tras la invasión rusa de Ucrania, la mayor preocupación en Europa, aparte de los daños humanos entre víctimas, heridos y refugiados, no era otra que el problema del abastecimiento de energía.
El gas procedente de Rusia y la excesiva dependencia europea del mismo ponía en peligro toda la economía europea y mundial. Todos, en mayor o menor medida, hemos sufrido las consecuencias de este problema con precios energéticos por las nubes. Pero, los agricultores y los ganaderos especialmente, porque todos nuestros costes están directamente derivados o relacionados con el gas, el petróleo o la electricidad: fertilizantes, gasóleo, fitosanitarios, etc.
Estos costes nos han marcado el paso y condicionado todo este tiempo. Y la tormenta perfecta se ha generado a raíz de lo que todos nos temíamos que podría pasar: una bajada del 30% de los cereales. Situación que descuadra todo, ya que ahora tenemos unos precios de cereales más bajos que antes del estallido de la Guerra de Ucrania, y con costes de producción disparados.
La especulación que estamos sufriendo agricultores y consumidores es una vergüenza, y es lamentable que el poder económico domine y esté por encima del político. Solo hay que ver las cuentas de resultados de esas grandes empresas energéticas o de fertilizantes, y ver cómo han multiplicado sus beneficios.
Por eso son cada vez más necesarios políticos valientes y comprometidos que no se acobarden frente al poder económico y a todos los niveles, municipal, autonómico y central. Y, por supuesto, también en el ámbito del Parlamento de la UE. Y lo digo a propósito, ahora que estamos en un año electoral y con decisiones muy importantes que tomar, tanto aquí como en la UE.
El compromiso y la valentía no son de izquierdas o de derechas. Van en la persona y en cumplir con sus promesas, y el programa electoral es lo mínimo. Deberían haber tenido nuestros dirigentes la misma preocupación que tuvieron con el gas, con el abastecimiento y la producción en Europa de alimentos.
No entiendo cómo se sorprenden por las subidas de los precios de los alimentos: de aquellos polvos vienen estos lodos.
No nos han hecho ni caso a lo que agricultores y ganaderos de toda Europa hemos venido advirtiendo sobre lo que podría pasar. La hipocresía verde de esta PAC no ayuda nada a solucionar el problema, sino todo lo contrario, lo agravará aún más. Una condicionalidad reforzada que obliga a cumplir ciertas prácticas agronómicas incoherentes.
Eso sí, ofrecerán datos estadísticos de porcentaje de reducción de fitosanitarios, fertilizantes y antibióticos, pero esconderán los datos de bajada de producción de alimentos debido a los menores rendimientos agrícolas y también a los ganaderos. Estos últimos con bajadas de censo y con un porcentaje muy elevado de mortalidad.
Rectificar es de sabios, y cuanto antes se haga, mejor. Si no lo hacen los responsables actuales, pues habrá que elegir otros que lo hagan. Para eso estamos en democracia. Solo tenemos que mirar para lo ocurrido en Países Bajos: un partido que representa al sector agrario revoluciona el escenario político. No sé si este es el mejor camino, pero si no nos escuchan, no queda más remedio.